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COVID-19, El día después en mercados y ferias

El 14 de marzo el presidente Pedro Sánchez emitió un decreto ley que ordenaba el cierre de todos los mercadillos y ferias de España, como una de las medidas para luchar contra el coronavirus. Poco a poco la realidad tal y como la conocíamos fue desapareciendo, no solo en nuestro país, sino también en casi todo el mundo. Aquellos gobiernos que al principio no dieron importancia al virus y no tomaron medidas drásticas para evitar su contagio, hoy se han blindado, sus calles están vacías, pero sus morgues están llenas.

El gobierno galo fue uno de los que en un inicio hizo apenas algunas recomendaciones sanitarias. Hoy, sin embargo, se permite que permanezcan abiertos solo los establecimientos imprescindibles (como tiendas de alimentos, farmacias, bancos, estancos, tiendas de animales o gasolineras), los servicios públicos y los hoteles (excepto restaurantes y bares), así como algunos otros establecimientos útiles (como tiendas de informática, lavanderías o talleres de arreglo de vehículos automóviles). Y como en España, se recomienda mantener una distancia de seguridad de 1 metro entre cada persona.

La periodista Beatriz Juez del Diario El Mundo, escribía desde París el 22 de marzo un artículo que tituló Con mascarilla al mercado de la Francia ‘gourmet’, y que reproducimos en parte:

El Ayuntamiento de la capital francesa mantiene abiertos los mercados de alimentos de los barrios, aunque la alcaldesa, Anne Hidalgo, advierte de que los cerrará si no se respetan las medidas.

Les Halles, el mercado de mayoristas que el escritor francés Émile Zola describió en «El vientre de París», se trasladó en 1969 a Rungis, en las afueras de la capital. «El vientre de París» que conoció Zola fue demolido en los años 70 para construir un centro comercial.

En tiempos del coronavirus, Rungis sigue abasteciendo a los comerciantes parisinos sin que haya penuria de productos básicos. Pero a pesar de la pandemia, el Ayuntamiento de París mantiene abiertos los mercados de alimentos en todos los barrios «para que los parisinos puedan seguir comprando productos frescos», según un comunicado.

Domingo, 22 de marzo, 10 de la mañana, el mercado de Grenelle, situado bajo las vías del metro elevado de la Línea 6, sigue abierto, pero está menos concurrido que hace una semana. «La gente tiene miedo», constata el quiosquero a la entrada del mercado.

El domingo anterior, este mercado al aire libre del distrito XV, cercano a la Torre Eiffel, estaba abarrotado. Pocos llevaban mascarillas y las medidas de seguridad para evitar contagios no se respetaban. Todavía no había entrado en vigor en Francia el confinamiento general de la población, aunque ya se había decretado el cierre de los comercios no esenciales.

El Gobierno francés lanzaba señales contradictorias. Recomendaba a los franceses quedarse en casa, al mismo tiempo que les llamaba a votar el 15 de marzo en la primera vuelta de las elecciones municipales. El presidente Emmanuel Macron suspendió la segunda vuelta, que debía celebrarse el 22 de marzo. Y ordenó la cuarentena en todo el país, ante la falta de disciplina de los franceses, que hacían oídos sordos de las recomendaciones de quedarse en casa.

Una semana después, comerciantes y clientes se adaptan a la nueva normativa en «el vientre» de Grenelle. Se ven más mascarillas y guantes quirúrgicos. Los puestos están ahora separados tres metros de distancia unos de otros. Han colocado un film alimentario de plástico transparente en forma de barrera entre los comerciantes y clientes. Hay cajas en el suelo para señalar la distancia mínima de un metro en las colas. Piden a los clientes que no se toque la mercancía. Y prefieren el pago sin contacto con tarjeta al pago en metálico.

«No, no tengo miedo» de ir al mercado, explica David, un abogado parisino, que ha comprado «de todo: verdura, queso, pasta, charcutería, leche…». Considera que hay «más «riesgo» a hacer la compra en el supermercado. «Además hay que apoyar a nuestros comerciantes y no favorecer a las grandes superficies», dice este abogado.

De momento en España nos enfrentamos a una ampliación del confinamiento hasta finales de abril. Muchos nos preguntamos, ¿será esa la última ampliación o se nos volverá a pedir que sigamos confinados más semanas? La incertidumbre se cierne sobre nuestras cabezas, pero el comercio ambulante volverá a levantarse, resurgirá porque siempre lo ha hecho. Confiemos en que juntos podremos superar esta situación. Será un verdadero desafío, pero hemos de enfrentarlo con esperanza. ¡Ánimo!

 

Fuentes:

https://www.elmundo.es/internacional/2020/03/22/5e77a552fdddffaf208b4574.html

https://es.parisinfo.com/donde-salir-por-paris/info/guias/coronavirus-mesures-dhygiene-Paris