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Mercadillos en Burkina Faso

Los mercados en África han sido históricamente y seguirán siendo un cruce de caminos, un lugar de encuentro donde distintas etnias se cruzan, venden o intercambian sus mercancías. En Burkina Faso, y en todo el Sahel, los mercadillos al aire libre son todo un espectáculo de colores y olores.

Para los que no conozcan nada de Burkina Faso, está situada en el África Occidental. Antiguamente formaba parte del Gran Imperio Mossi. En la etapa de ocupación francesa se le llamó Alto Volta. Obtuvo su independencia en 1960, y en la década de los 80 cambió su nombre a Burkina Faso (patria de los hombres íntegros). Vive de la agricultura y la ganadería principalmente.

En Burkina hay mercados de animales, pero también hay mercados donde puedes encontrar de todo… Hace años tuve el privilegio de visitar Burkina Faso para colaborar en proyectos solidarios. Fue en octubre del 2007.

Mati y Benji viajando a Burkina Faso

Hace tiempo, un amigo español casado con una burkinabé, nos dijo una vez que la tierra roja de África tiene algo especial. Y así es, es una tierra roja que enamora. A pesar de estar en uno de los países más necesitados del mundo donde puedes encontrar calor, más calor, moscas, miles de insectos voladores, camellos, asnos, caimanes… pronto entendimos que Burkina Faso es mucho más que todo esto. Burkina es la risa de los niños corriendo, jugando o bañándose en ríos y lagos.

Burkina es el porte de los pastores fulanis guiando a sus rebaños, son los dromedarios avanzando lentamente o tumbados reponiendo fuerzas. Burkina es una mezcla de etnias, culturas y paisajes que cautivan. Allí podrás encontrar fulanis, songhais, mossis, hausas, yorubas y muchas etnias más.

Mati y niñas jugando

Pero volvamos a sus gentes y sus mercados. Las mujeres y los hombres son de una belleza extraordinaria. Las madres llevan a sus bebés (y no tan bebés) atados a la espalda. A los mercados acuden gentes de muchos kilómetros de distancia. Colocan telas en el suelo o pequeñas mesas, para colocar sus mercancías y poderlas exhibir. Es un mercado de subsistencia, al aire libre. Allí podrás encontrar frutas, hortalizas, verduras, carne, canastos de mimbre, cerámicas, figuras de madera, sacos de arroz o de harina…

Un grupo de mujeres ejercían de peluqueras peinando a las transeúntes… ¡¡y cómo se reían mientras lo hacían!!

Servicio de Peluquería
Bailando con caimanes

Otro sobre una pequeña tela vendía medicinas… Tenía una montaña de unos 80 centímetros de diámetro con cientos de píldoras de distintos colores todas mezcladas. Se asemejaban más a una montaña de “lacasitos”. Fue muy curioso para nosotros. ¿De qué color serían las pastillas para el dolor de cabeza? No nos atrevimos a preguntar.

MERCADILLO EN BURKINA FASO

Hoy, cuando camino por el mercadillo de La Pineda de Salou, no puedo evitar recordar aquellos mercados sobre la tierra roja. Aquí también hay mucho color, aunque es diferente. Saludo a mi amigo Israel, charlamos, como charlan en los mercadillos de Burkina en tantos dialectos y lenguas. De repente comienza a llover. Así que me pongo a ayudarle a colocar el toldo. Aquí, al igual que allí, y como seguramente hicieron nuestros antepasados, los días de sol o los días de lluvia, los comerciantes protegen su mercancía con toldos, telas o lo que se precise.

Comerciar, vender, comprar… tal vez sean las actividades más antiguas de la historia de la humanidad. Aquí y allí, en Europa y en África, al acabar la jornada, todo se recoge de nuevo, y cada uno vuelve a su casa satisfecho porque puede llevar alimento a su hogar. Y más pronto que tarde llegará el merecido descanso. Porque ya lo dijo un sabio hace casi tres mil años… “Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho o coma poco” (Ecl. 5:12).

Mercado de La Pineda de Salou