Análisis del sector del comercio no sedentario
Por: Benja
mín Gálvez
Vicepresidente y Delegado en Tarragona
Llevo apenas un año trabajando en el sector del comercio no sedentario, por lo que no creo que tenga la experiencia suficiente como para emitir un juicio demasiado exacto del momento que atraviesa el sector. Pero en base a mi experiencia y a la multitud de conversaciones con comerciantes paradistas de mercadillos, me atreveré a escribir brevemente.
En términos generales he recibido el feedback de los comerciantes con frases lapidarias que he oído en varios lugares de los mercados de Tarragona, Barcelona y provincias.
- Cada vez los ayuntamientos nos cobran más y sin embargo nosotros vendemos menos.
- Ya no se vende como antes, y el beneficio cada vez es más bajo.
- A pesar de que se ve mucha gente paseando por el mercado solo hay que ver que la inmensa mayoría no llevan una bolsa, es decir, mucho mirar y poco comprar.
- No parece que le importemos a nadie.
- La cosa está muy mal.
- Me sale más económico no montar mi parada que pegarme el madrugón, gastarme lo que no tengo en gasoil y peajes, para no vender nada o hacer de caja solo 20€.
- Algunos ayuntamientos nos obligan a montar las paradas muy temprano y si llegas tarde no te dejan entrar a montar.
- Algunos de los mercados más caros son el de Salou (donde no se vende nada) y Bonavista (donde ya tampoco se vende como se vendía hace años).
He hablado con comerciantes que están desesperadísimos, y con otros y otras que han perdido los mercados porque no pudieron hacer frente a los pagos de las paradas. Algunos arrastran deudas impagables con la inexorable Seguridad Social que permanece impertérrita a los dramas familiares. He hablado y comido en casas de comerciantes que habían perdido sus viviendas, apenas esperaban que el banco viniera a echarlos. Otros se han mudado a vivir de nuevo con sus padres u otros familiares porque no podían pagar ni el alquiler del lugar donde estaban.
No existe, por parte de las administraciones, un interés genuino y real por echar una mano a un sector tan desprotegido como es el del comercio no sedentario.
No existen vinculaciones entre ayuntamientos y administraciones por potenciar el comercio no sedentario.
En varios lugares los mercadillos han sido repudiados, expulsados a las lindes de las poblaciones, desarraigados del tejido social y cultural de los pueblos. Se les ha expulsado extramuros, donde no se acerca nadie.
He visto demasiados dramas familiares. Este sector se ha convertido en una bomba de relojería. Es cuestión de días, meses… que los comerciantes se subleven contra las múltiples injusticias de que son objeto.
Aunque cada vez menos, pero todavía hay un buen número de comerciantes de mercadillos y ferias que no han tenido la oportunidad de ir a la escuela. Apenas manejan el dinero lo suficiente como para ganarse la vida de manera honrada, pero algunos han sido estafados, engañados, y han contraído deudas que es materialmente imposible que puedan satisfacer nunca, ni con dos o tres vidas. Cuando les miré a los ojos y les pregunté qué pensaban hacer, me dijeron «Solo quiero jubilarme, que me descuenten todo lo que quieran, y que me dejen un poquito para sobrevivir». Que esa sea la esperanza para una vejez en paz, es de lo más triste.
No voy a negar que trabajar con este sector me ha tocado, pero celebro que existan cooperativas como MERCAFER® con miras a velar por los intereses de los comerciantes no sedentarios.
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